Esta novela profundiza en la relación compleja entre Miranda y su madre, explorando el abismo emocional que las separa. A lo largo de un año, Miranda lleva un diario que documenta el horror de su infancia y adolescencia, marcada por una familia disfuncional. Cuando conoce a Santiago, un hombre plagado de dudas, se enfrenta a la posibilidad de transformar su dolor en una forma de rebelión. Con un lenguaje poético, Carolina nos recuerda que los vínculos familiares y emocionales son fundamentales, incluso en medio del sufrimiento y la adversidad.